Tras una investigación, la fuerza localizó cuatro predios de grandes dimensiones donde se llevaba a cabo el desguace vehicular.

Los automóviles eran sustraídos por un sistema de células de la organización que operaban en diversas provincias del país, luego eran trasladados hacia los predios de la Patagonia Argentina, donde finalmente eran desarmados y sus autopartes comercializadas.

